¿Deben los clubes de fútbol desarrollar su propia tecnología? Una visión estratégica desde la metodología y la consultoría deportiva
Recientemente, Esteban Granero, co-fundador de Olocip, ha planteado en LinkedIn que los clubes de fútbol no deberían desarrollar su propia tecnología, ya que siempre habrá empresas especializadas que lo hagan mejor.
Su argumento parte de una realidad innegable: la innovación tecnológica en el deporte está impulsada por empresas que cuentan con recursos y equipos altamente capacitados para diseñar soluciones de vanguardia. Sin embargo, considero que la cuestión va más allá de una simple externalización de servicios.
Desde mi perspectiva como consultor, metodólogo y entrenador, los clubes no solo deben incorporar tecnología, sino que, en la medida de sus posibilidades, deben desarrollar una infraestructura propia y adaptativa, que responda a sus necesidades específicas.
La tecnología como pilar estratégico en los clubes
El fútbol moderno no puede separarse de la innovación tecnológica. La integración de herramientas avanzadas en el análisis del rendimiento, la planificación táctica y la gestión de procesos es una ventaja competitiva que los clubes no pueden ignorar. En este contexto, la pregunta clave no es si los clubes deben desarrollar su propia tecnología, sino cuánto control estratégico deben ejercer sobre ella.
1️⃣ Independencia y adaptación personalizada: Cada club tiene una identidad de juego, una estructura organizativa y unos objetivos específicos. Depender exclusivamente de soluciones externas limita la capacidad de adaptación y personalización. Los clubes que diseñan y gestionan sus propias plataformas tecnológicas pueden ajustarlas continuamente a sus necesidades sin estar supeditados a proveedores externos.
2️⃣ Protección de datos y confidencialidad: En un entorno donde la información es un activo crítico, tener el control sobre la recopilación, análisis y almacenamiento de datos es clave. Externalizar completamente la tecnología implica compartir información sensible con terceros, lo que puede comprometer la seguridad y la ventaja competitiva de un club.
3️⃣ Sostenibilidad y rentabilidad a largo plazo: Si bien la inversión inicial en tecnología propia puede ser significativa, a medio y largo plazo permite un ahorro en licencias, suscripciones y costos de adaptación a sistemas genéricos. Clubes que han apostado por desarrollar tecnología in-house han optimizado sus procesos sin depender de soluciones estandarizadas que no siempre responden a sus necesidades específicas.
4️⃣ Evolución metodológica y diferenciación: Un club con tecnología propia tiene la capacidad de innovar en sus métodos de entrenamiento, gestión y análisis, alineando la tecnología con su modelo de juego y filosofía deportiva. No se trata de reinventar la rueda, sino de integrar herramientas tecnológicas en un marco metodológico propio, en lugar de adoptar sistemas genéricos diseñados para múltiples realidades.
Un equilibrio entre externalización e innovación interna
Esto no significa que todos los clubes deban convertirse en empresas tecnológicas ni que deban desarrollar cada herramienta desde cero. El modelo ideal es un equilibrio entre la colaboración con empresas especializadas y el desarrollo de soluciones propias.
Los clubes con mayores recursos pueden optar por laboratorios de innovación internos que trabajen en conjunto con empresas tecnológicas, mientras que los de menor presupuesto pueden enfocarse en herramientas específicas que les brinden autonomía en áreas críticas como el análisis de datos, la gestión del rendimiento o la planificación táctica.
En definitiva, los clubes no deben ser únicamente consumidores de tecnología, sino actores activos en su desarrollo e integración. Apostar por una infraestructura tecnológica propia no es solo una cuestión de rendimiento, sino una estrategia clave para consolidar su identidad, optimizar su operatividad y mantener su competitividad en el fútbol moderno.
David Pons
Ceo de Innova Football
